Uno de los problemas más frecuentes que se presentan cuando realizo terapia de pareja es el de la comunicación. “Yo se lo explico pero parece como si él no me entendiera”, “No me escucha…” “Parece que yo hable otro idioma…”, son expresiones muy frecuentes que escucho en las sesiones.
Muchas parejas tienen problemas de comunicación porque utilizan un lenguaje inespecífico que da lugar a interpretaciones subjetivas y muy personales que, lejos de favorecer la comunicación, provoca un alejamiento entre ellos: la malinterpretación conlleva a que cada miembro de la pareja haga un juicio de intenciones del comportamiento del otro, generalmente negativo.
Por tanto, si la pareja quiere conseguir una comunicación mutuamente satisfactoria, el lenguaje tiene que ser claro, conciso y específico. Del mismo modo, a la hora de negociar y buscar una solución a un problema planteado por uno de los dos miembros de la pareja, es importante expresar cómo se siente uno, pero más importante es cómo lo hace.
Durante la terapia, la pareja aprenderá un nuevo vocabulario que les ayudará a comunicarse de una forma más eficaz y constructiva, así como a describir sus problemas de un modo más claro.
No olvidemos que la conducta es aprendida, uno no es “así” de nacimiento, por lo que podemos aprender nuevas conductas más satisfactorias y más eficaces de cara a conseguir el objetivo de tener una mejor relación con la pareja.
Para terminar, es importante saber que la conducta de uno es interdependiente de la conducta del otro, es decir, que el comportamiento de uno es causa de cambio del comportamiento en el otro.
Por esta razón, al iniciar la terapia, una de las preguntas que les pido a los dos miembros de la pareja que se hagan a sí mismos es: “¿Qué puedo hacer yo para que mi pareja cambie?”
(Imagen cedida por inbreakthrough.otg)
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