Muchas veces ocurre que cuando anhelamos algo porque pensamos que es bueno o muy bueno para nosotros, lo deseamos tanto, tanto, que lo convertimos por arte de magia en una necesidad y entonces nos decimos: "como lo deseo tanto, tanto, lo debo de tener, tengo que conseguirlo...".
Y de la misma manera, sucede cuando no deseamos algo que consideramos malo o muy malo para nosotros: deseamos tanto que no ocurra que transformamos rápidamente este deseo en una obligación.
Está muy bien tener deseos, todo lo que anhelamos es legítimo. El problema surge cuando convertimos estos deseos en falsas necesidades, porque éstas, tanto si las conseguimos como si no, nos producen ansiedad, rabia, depresión, insatisfacción e infelicidad.
En el ámbito de la pareja, una de las creencias disfuncionales que tienen muchas personas es pensar que “Necesito el amor y la aprobación de él/ella” y que si no lo consigue será catastrófico: "¿Qué voy a hacer si no me ama? ¿Y si me rechaza? ¿Qué será de mí? Dios mío!”.
La inmensa mayoría de las personas desean que su pareja les ame y apruebe, claro que sí. Pero una cosa es desearlo y otra es necesitarlo. ¿Qué diferencia hay?
Cuando una persona piensa que lo necesita:
Se autoexige que tiene que ser amable con su pareja, simpatic@, no ser rechazad@, lo que le va a crear mucha ansiedad por conseguirlo y culpa cuando no lo consiga.
Dedica mucho tiempo y energía pensando: ¿”qué es lo que mi pareja quiere que haga para sentirme amad@?”
Existe una infravaloración hacia él/ella mism@: “si mi pareja no me ama, significa que no valgo nada”.
Se vuelve insegur@, indecis@, dependiente. No es capaz de tomar la iniciativa y se vuelve servil, idealiza al otr@. Deja de ser él/ella mism@ para ser partes del otr@.
En cambio, cuando uno no se crea esta falsa necesidad y piensa que sólo lo desea:
Aprende a aceptar la desaprobación y rechazo de su pareja, no tiene la necesidad de ser aprobad@ y correspondid@ siempre.
Acepta que su pareja también tiene derecho a equivocarse, como él/ella. Porque nadie es perfecto.
Ama desde la libertad, porque así lo quiere y es su deseo.
El rechazo puede ser frustrante, pero no es bueno vivirlo como horrible o fatal, de vida o muerte. Es cierto que es una situación muy, muy desagradable, pero no nos vamos morir por ello y no implica que nos vayamos a ser felices nunca más.
La idea de que necesitamos que nuestra pareja nos apruebe y nos ame en todo momento es una actitud perfeccionista, utópica e imposible. Además, si creemos que necesitamos a nuestra pareja para ser felices, estamos poniendo en sus manos nuestra felicidad y destino emocional. Es importante tomar las riendas de nuestra vida, nuestra felicidad y bienestar depende sólo de nosotr@s mism@s. Nosotr@s decidimos hacia dónde y cómo queremos vivir nuestra vida, no dejemos que lo decidan los demás.
(imagen cedida por psiloveyou.xyz)