Cuando escuchamos, después de una competición deportiva, las explicaciones que los deportistas dan sobre las causas que han provocado un resultado inferior a lo que ellos esperaban, percibimos que éstas son de índole psicológica: “Me he confiado demasiado”, “no he estado centrado en toda la competición”, etc. Igual ocurre en el caso contrario, cuando el deportista ha conseguido una buena marca: “este año me siento muy motivado” “cuando estaba compitiendo me sentía muy bien”, “he competido con cabeza”, … En definitiva, la importancia de los factores psicológicos en el rendimiento deportivo está presente en los comentarios y opiniones de deportistas y personas de su entorno.
Son numerosas las investigaciones que se han realizado con el fin de estudiar la relación existente entre los aspectos psicológicos y el rendimiento deportivo y se han hecho en base a conseguir tres objetivos principales:
Averiguar qué características psicológicas poseen los deportistas cuando alcanzan un determinado éxito.
Fijar las variables psicológicas que influyen en el rendimiento deportivo a partir de los datos proporcionados por los entrenadores de los deportistas de más éxito.
Determinar cuál es el estado mental del deportista cuando logra un éxito deportivo.
Tanto si nos referimos a las declaraciones de los deportistas como si estudiamos las investigaciones realizadas, podemos decir que existen unas serie de variables psicológicas que influyen de una forma determinante en el rendimiento deportivo, y son las siguientes:
Motivación: sin ella es imposible que mejore el rendimiento deportivo. Establecer objetivos en la pretemporada ayuda mucho a mantener la motivación durante toda la temporada. También es importante buscar estrategias que ayuden a mantener e incrementar la motivación.
Autoconfianza: es importante señalar que la autoconfianza se va logrando progresivamente, por lo que es fundamental que el deportista centre su atención en la mejora que se está produciendo y no sólo en los resultados que está logrando, es decir, que aprenda a analizar el rendimiento en lugar del resultado.
Control de los pensamientos: aprender a controlarlos es clave para lograr un buen rendimiento deportivo, tanto en los días previos a la competición como durante la misma.
Concentración: es fundamental que el deportista aprenda a concentrarse en aquellos estímulos que van a influir positivamente en la competición y pueda desconectarse de aquellos estímulos que le distraen.
Estrés y ansiedad: son varios los factores que pueden causar estrés y ansiedad al deportista: problemas familiares, profesionales, el propio deporte que practica… Aprender habilidades y técnicas para poderlos gestionar adecuadamente es vital para conseguir un óptimo rendimiento deportivo.
Cohesión grupal: en el grupo de entrenamiento es importante que exista una buena relación entre los deportistas, por lo que esta debe cuidarse en todo momento. Además, no hay que olvidar que en momentos difíciles el grupo será una fuente de apoyo fundamental.
Poco a poco, se va dando cada vez más importancia a los aspectos anímicos de los atletas, por lo que se hace muy necesario influir de una forma positiva en este aspecto para poder competir mejor. Los deportistas, por tanto, deberán ir trabajando también sobre las variables psicológicas que influyen en su rendimiento deportivo; primero, averiguando cuáles son para, después, aprender a controlarlas mediante la adquisición de diferentes técnicas y estrategias.