Tony de Mello, jesuíta fallecido inesperadamente en 1987, es autor de una serie de libros, traducidos a infinidad de idiomas, que han constituido otros tantos éxitos realmente espectaculares en todo el mundo.
Su libro "El canto del pájaro" (Ed. Sal Terrae, 2015, nueva edición revisada) contiene cuentos budistas, cuentos cristianos, cuentos Zen, cuantos chinos e hindúes entre otros, y poseen todos ellos una peculiar característica: si se leen de una determinada manera, ocasionan un verdadero crecimiento espiritual.
Os transcribo a continuación uno de mis favoritos, a mí particularme me hace reflexionar y me revela un profundo significado:
IDEOLOGÍA
Es abrumador lo que se puede leer acerca de la crueldad del hombre para con sus semejantes. He aquí un relato periodístico de la tortura practicada en modernos campos de concentración:
"La víctima es atada a una silla metálica. Entonces se le administran descargas eléctricas, cada vez de mayor intensidad, hasta que acaba confesando. Con la mano ahuecada, el verdugo golpea una y otra vez a la víctima en el oído, hasta que el tímpano estalla. Sujetan con correas a la víctíma en el sillón de dentista. El "dentista", entonces, comienza a perforar con el torno, hasta llegar al nervio. Y la perforación prosigue hasta que la víctima accede a cooperar".
El hombre no es cruel por naturaleza. Se hace cruel cuando es infeliz... o cuando se entrega a una ideología.
Una ideología contra otra; un sistema contra otro; una religión contra otra. Y en medio, el hombre, que es aplastado.
Los hombres que crucificaron a Jesús probablemente no eran crueles. Es muy posible que fueran tiernos maridos y padres cariñosos que llegaron a ser capaces de grandes crueldades para mantener un sistema, una ideología o una religión.
Si las personas religiosas hubieran seguido siempre el instinto de su corazón, en lugar de seguir la lógica de su religión, nos habríamos ahorrado el tener que asistir a espectáculos como el de la quema de herejes o el de millones de personas inocentes asesinadas en guerras libradas en nombre de la religión y el mismo Dios.
Moraleja: si tienes que escoger entre el dictado de un corazón compasivo y las exigencias de una ideología, rechaza la ideología sin dudarlo un momento. La compasión no tiene ideología.
(Imagen: clarin.com)